El legendario inversor Charlie Munger, conocido como el brazo derecho de Warren Buffet que ayudó a construir la poderosa empresa de inversión Berkshire Hathaway, falleció a los 99 años de edad.
Munger, que se desempeñó como vicepresidente en el imperio de Buffet desde 1978, acumuló un patrimonio neto de USD 2.6 mil millones y fue elogiado constantemente por adoptar una filosofía sólida de inversión y selección de acciones a lo largo de su tiempo en Berkshire. La familia de Munger informó a Berkshire “que falleció pacíficamente esta mañana en un hospital de California”, según un anuncio de la compañía el 28 de noviembre.
Charlie Munger nació en 1924 en Omaha, a principios de la década de 1960 decidió dedicarse a la gestión de inversiones. Sus éxitos fueron casi inmediatos y se consolidaron con el paso de los años. Entre 1962 y 1975, Munger consiguió una rentabilidad media anualizada de prácticamente 20 por ciento, equivalente a 4 veces más que lo reportado por el índice Dow Jones durante el mismo periodo.
En 1978 se unió a la junta directiva de Berkshire Hathaway y, desde entonces, ha sido parte esencial en el éxito de esta empresa, además de haber sido miembro de otras juntas directivas de empresas tan disímbolas, como Costco y The Washington Post.
Junto con Warren Buffett, el recientemente fallecido Charlie Munger deja un récord difícil de igualar al estar ya considerada como la pareja de gestión de inversión más exitosa y longeva del mundo de las inversiones: 64 años juntos desde que se conocieron en 1959 y empezaron a trabajar incluso antes de coincidir en Berkshire Hathaway, en los hechos ya trabajaban desde mucho tiempo atrás.
Para Munger vivir en una casa relativamente modesta no era un accidente: se trataba de una decisión consciente.
Antes de su muerte, el multimillonario grabó una amplia entrevista con la periodista y presentadora Becky Quick de la cadena CNBC News, que salió al aire el martes, y en la que Munger explica sus motivos para vivir en la misma casa en California durante los últimos 70 años.
″[Buffett y yo] somos lo suficientemente inteligentes como para ver a nuestros amigos construir esas casas muy lujosas”, dijo Munger. “Y diría que en prácticamente todos los casos, hicieron más infelices a las personas, no más felices”.
Una “casa básica” tiene utilidad, explicó Munger reconociendo que un hogar más grande puede ayudarte a entretener a más personas pero eso es todo. “Es algo muy caro y no te hace ningún bien”.
Otro inconveniente de ser dueños de una mega mansión es que una muestra tan ostentosa de riqueza puede malcriar a los hijos al incitarlos a “vivir en grandeza”.
Munger tuvo nueve hijos de dos matrimonios, incluyendo dos hijastros y un hijo que murió de leucemia cuando tenía 9 años.
″[Buffett y yo] ambos consideramos casas más grandes y mejores”, aseguró. “Tuve muchos hijos, así que incluso era justificable y aún así decidí no vivir una vida donde pareciera el duque de Westchester o algo así. Iba a evitarlo y lo hice a propósito… No pensé que sería bueno para los niños”, añadió.
Cinco enseñanzas de Charlie Munger
1. “El dinero de verdad no está en la compra o en la venta, sino en la espera”
Charlie Munger decía que la paciencia era una virtud poco común en los inversionistas; quienes tienen paciencia han destacado y llegado a conformar la lista de los más ricos del mundo porque acostumbran ser pacientes e invertir a muy largo plazo.
2. La reputación y la integridad son los activos más valiosos, y pueden perderse en un instante.
Ambos, Buffett y Munger, destacaban por su integridad y reputación. Los dos son altamente confiables. Del recién fallecido Munger podemos decir que siempre tuvo un comportamiento ético ejemplar en su carrera profesional, fue inspiración para las prácticas posteriores de gobierno corporativo que hoy son esenciales en cualquier organización.
3. Nunca dejes de aprender, es una obligación moral
Munger decía que dejar de aprender era el fin. Buffet retomó esta filosofía y comentaba que, junto con su socio, eran curiosos hasta decir basta, siempre estaban en la búsqueda de algo nuevo que aprender. No era un secreto que Munger era ciego de un ojo desde 1952, y en los últimos años de su vida casi perdió la visión del otro ojo, pero aprendió a leer en braille para seguir saciando su curiosidad.
4. El deseo de hacerse rico a toda prisa es bastante peligroso
Decía que su visión le había permitido tomar decisiones de inversión más prudentes y conservadoras, pero más rentables en el tiempo. Señalaba que no le interesaba una rentabilidad del 100 por ciento de corto plazo, si con el tiempo se podría diluir e incluso llegar a ser negativa.
5. Diversificar en exceso es una locura
“Diversificar es bueno, diversificar en exceso es una locura”, decía Charlie Munger. Esta filosofía la retomó Warren Buffett en sus gestiones de inversión, el Oráculo de Omaha siempre se ha destacado por ser poco proclive a la diversificación, aunque sí la practica, pero de manera cauta.
Munger solía predicar sobre los méritos de vivir modestamente, dando consejos como “no tengas mucha envidia” y “no malgastes tus ingresos”. En la entrevista atribuyó su éxito y longevidad a su antiguo sentido de precaución y habilidad de “evitar todas las formas comunes de fallar”.