Un análisis reciente revela que las mujeres de 50 años o más enfrentan desigualdades persistentes, a pesar de su aporte económico y comunitario
SAN JUAN, Puerto Rico – En Puerto Rico, más de 750,000 mujeres de 50 años o más representan una fuerza vital en la economía y en la estructura social del país. Sin embargo, un análisis publicado por Estudios Técnicos, Inc. en su edición de marzo de la revista Perspectivas revela que este grupo poblacional vive una paradoja alarmante: mientras muchas lideran hogares, cuidan de familiares y continúan activas laboralmente, también enfrentan mayores niveles de pobreza, precariedad en vivienda y falta de servicios de apoyo esenciales.
Según datos del American Community Survey (ACS) 2023, el 40% de las mujeres en la isla tiene 55 años o más, reflejando un marcado proceso de envejecimiento poblacional. Esta tendencia trae consigo retos sociales y económicos urgentes. De hecho, cerca del 40% de estas mujeres viven bajo el nivel de pobreza, cifra que supera la media poblacional del país. En cuanto a la pobreza extrema —definida como ingresos menores al 50% del umbral de pobreza— afecta al 18.2% de ellas.
Las estadísticas también muestran que muchas de estas mujeres están solas al frente de sus hogares. Estas jefas de familia, en su mayoría sin cónyuge presente, deben lidiar con ingresos significativamente menores en comparación con otros tipos de hogar. En promedio, sus ingresos apenas alcanzan los $21,426 anuales, una cifra que se reduce a solo $14,495 cuando tienen hijos menores de 18 años a su cargo.
Las barreras no son solo económicas. Más del 40% de las mujeres mayores presenta algún tipo de discapacidad, y aunque el 96.9 % tiene seguro médico, el acceso a otros servicios, como transportación o tecnología, sigue siendo limitado. Solo el 84.4 % de los hogares donde residen dispone de al menos un vehículo de motor, porcentaje inferior al de los hogares encabezados por hombres.
Además de la inequidad de género, este sector enfrenta el peso del edadismo. La discriminación por edad limita sus oportunidades laborales, afecta su autoestima y las excluye de procesos económicos fundamentales. Así lo expresó la directora de Análisis y Política Social de Estudios Técnicos, Inc., Anitza Cox Marrero, en una columna reciente donde destacó la necesidad de visibilizar este doble discrimen.
El informe hace un llamado a que los esfuerzos de política pública coloquen a las mujeres mayores en el centro de las estrategias de desarrollo. Esto incluye fomentar sistemas de apoyo intergeneracionales, mejorar el acceso a vivienda digna y desarrollar programas laborales inclusivos. A la luz del Día Internacional de la Mujer, se subraya que reconocer y actuar ante esta realidad no es solo un tema de justicia social, sino una urgencia para el futuro del país.