Expertos advierten que el cigarrillo electrónico puede duplicar el riesgo de infarto y causar daños irreversibles en el sistema cardiovascular
El vapeo, inicialmente promovido como una alternativa para dejar de fumar, ha experimentado un crecimiento acelerado del 34.7% entre 2020 y 2024. Sin embargo, su impacto en la salud sigue generando preocupación entre los expertos. Aunque los cigarrillos electrónicos eliminan la combustión del tabaco, lo que reduce la exposición a ciertos químicos tóxicos, aún contienen sustancias nocivas que afectan el sistema respiratorio y cardiovascular.
Según el Dr. Geoffrey Williams, especialista en salud cardiovascular de la Universidad de Michigan, el vapeo puede aumentar la presión arterial, acelerar la frecuencia cardíaca y reducir hasta en un 30% la producción de óxido nítrico, una molécula clave para la relajación de los vasos sanguíneos y el flujo sanguíneo adecuado. “Vapear a diario puede duplicar el riesgo de sufrir un infarto, y si además se combina con el cigarrillo tradicional, los efectos negativos se multiplican”, advierte Williams.
¿El vapeo ayuda a dejar de fumar?
A pesar de que algunos estudios sugieren que los cigarrillos electrónicos pueden ser útiles para dejar el tabaco en el corto plazo, su eficacia como método de cesación es discutida. La nicotina presente en los vapes sigue siendo altamente adictiva y mantiene a los usuarios dependientes de la sustancia.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) regula los cigarrillos electrónicos como productos de tabaco y no como herramientas médicas para dejar de fumar. Por ello, organizaciones como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Agencia de Salud Pública de Estados Unidos recomiendan que los fumadores recurran a tratamientos aprobados, como parches de nicotina, chicles o medicamentos específicos, en lugar de utilizar vapes.
Un estudio realizado en el Reino Unido en 2019 reveló que el 25% de los participantes que usaron cigarrillos electrónicos para dejar de fumar terminaron en un “uso dual”, combinando vapeo y cigarrillos tradicionales, lo que amplificó los riesgos para su salud.
¿Es más seguro vapear que fumar?
Aunque los cigarrillos electrónicos eliminan muchas de las toxinas del humo del tabaco, siguen siendo perjudiciales para la salud. Contienen sustancias químicas como la acroleína y el formaldehído, que pueden causar inflamación pulmonar y enfermedades cardiovasculares. Además, los aerosoles generados por el vapeo pueden afectar la función de los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de coágulos, ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares.
“No existe evidencia de que vapear mejore la salud pulmonar o cardiovascular en fumadores”, enfatiza Williams. “Dejar de fumar sí mitiga el deterioro crónico de la función pulmonar, pero no se ha demostrado que el vapeo tenga ese mismo efecto”.
Los efectos del vapeo en el corazón
El impacto del vapeo en el sistema cardiovascular es una de las mayores preocupaciones de los expertos en salud. Estudios recientes han encontrado que:
- Aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que pone al cuerpo en un estado de “alerta” constante.
- Disminuye la producción de óxido nítrico, dificultando la dilatación de los vasos sanguíneos y afectando la circulación.
- Duplica el riesgo de infarto en usuarios diarios.
- Puede aumentar en un 20% el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca a largo plazo.
Aunque aún faltan investigaciones a largo plazo, la evidencia actual indica que el vapeo no es seguro para el corazón y puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Beneficios de dejar el vapeo y el tabaco
Abandonar el consumo de nicotina, ya sea en cigarrillos tradicionales o electrónicos, tiene efectos positivos en la salud. Entre los beneficios comprobados se incluyen:
- Disminución del riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
- Mejora en la función pulmonar y reducción del riesgo de enfermedades respiratorias.
- Menos probabilidades de desarrollar cáncer a largo plazo.
- Reducción del riesgo de coágulos sanguíneos y placas en las arterias.
El proceso de dejar el tabaco o el vapeo puede ser difícil, pero existen tratamientos efectivos. “Las mejores opciones incluyen los medicamentos aprobados por la FDA, como parches de nicotina, chicles, inhaladores y fármacos como la vareniclina (Chantix) o el bupropión (Wellbutrin)”, señala Williams.
Además, los especialistas recomiendan reducir gradualmente el consumo, modificar hábitos asociados con el vapeo y buscar apoyo profesional. “Trabajar con un especialista puede aumentar hasta cuatro veces las probabilidades de éxito”, concluye Williams.
A pesar de su imagen de alternativa “menos dañina”, el cigarrillo electrónico conlleva riesgos significativos. La mejor opción para la salud sigue siendo eliminar tanto el tabaco como el vapeo y optar por métodos seguros y avalados científicamente para superar la adicción a la nicotina.